Las excavadoras ya han comenzado a trabajar en la parcela de 300 m2 que albergará los enterramientos.
Elixane Castresana
El buen ritmo de las obras que arrancaron ayer permitirá que los integrantes de la comunidad musulmana puedan dar sepultura a sus muertos en el cementerio municipal de Bilbao dentro de "entre dos semanas y diez días", según estimó el concejal de Salud y Consumo del Ayuntamiento de Bilbao, Sabin Anuzita. Así se acorta el plazo del que se habló en el mes de mayo, cuando se dio a conocer el acuerdo para la cesión de una parcela en el camposanto, y que apuntaba a septiembre como fecha de inicio de los enterramientos. Derio acogerá así "el primer camposanto musulmán de Euskadi".
Las excavadoras interrumpieron brevemente su trabajo en el terreno de 300 metros cuadrados de superficie para la visita del edil, representantes de las cuatro mezquitas de Bilbao y el presidente de la Unión de Comunidades Islámicas del País Vasco. Ahmed El Hannafy se felicitó de "lo avanzados que están" unos trabajos que les ahorrarán el elevado coste económico que conlleva repatriar los cuerpos a sus países de procedencia, "unos 4.000 euros". La segunda alternativa consiste en realizar las inhumaciones en cementerios musulmanes de otras ciudades del Estado, por ejemplo "Zaragoza, Granada o Madrid". La mayoría de las economías no puede hacer frente a ese desembolso, por lo que toda la comunidad suele contribuir a la hora de recaudar fondos.
Ahora el problema se resuelve al menos durante los 75 años de vigencia del documento que han firmado el Consistorio y el colectivo islámico, ya que en el solar pueden alinearse de 150 a 200 fosas. Ambas partes estiman que serán suficientes, pero de lo contrario se "retirarían a un lado los huesos para seguir enterrando". En este sentido, Anuzita agregó que a pesar de que todavía es muy pronto para pensar qué hacer si se ocupan todas las tumbas, "el cementerio dispone de 40.000 metros cuadrados sin utilizar".
El lugar elegido cautivó a Ahmed El Hannafy desde la primera vez que se lo mostraron los responsables municipales. Aunque se habían barajado otras ubicaciones, sintió nada más verlo "que estaba hecho para nosotros". Tuvieron muy en cuenta la privacidad de la que disfrutarán gracias al muro que aísla al jardín del resto del recinto, así como las salidas directas hacia el aparcamiento desde el cual se divisan un polígono industrial y un polideportivo. De esta forma, accederán directamente sin necesidad de atravesar todo el camposanto. El ambiente de recogimiento e intimidad que le aportan los árboles y el tamaño de la superficie junto con "la posibilidad de orientar las fosas hacia La Meca", tal y como recomienda el Islam son aspectos que han agradado a los imanes que ayer se acercaron hasta Derio a presenciar el inicio de las obras.
Precisamente debido a sus dimensiones, el espacio resulta ideal para dar servicio a los "musulmanes nacidos, residentes o que fallezcan en Bilbao", los únicos que tienen derecho a reposar en ese emplazamiento, según precisó el concejal. Sin embargo, se queda muy pequeño a los 5.000 miembros de la contingente islámico en el conjunto de Bizkaia. De ahí que la Unión de Comunidades Islámicas se haya propuesto suscribir acuerdos de las mismas características con más ayuntamientos del territorio. "Yo mismo no podría descansar aquí porque vivo en Portugalete", comentaba al respecto El Hannafy. Esta localidad, Barakaldo, Ermua y Mungia se perfilan como las que más opciones tienen de albergar los siguientes cementerios musulmanes, mientras que en Gipuzkoa se estaría estudiando habilitar un terreno en el de Eibar. Confían en alcanzar con los respectivos ayuntamientos el mismo grado de entendimiento que han logrado en Bilbao, donde las conversaciones para acondicionar un espacio para las inhumaciones se remontan varios años atrás. "Desde el principio hubo un interés mutuo para llegar a un punto de entendimiento", explicó, a lo que Anuzita apostilló que "el acuerdo ha sido total".
En definitiva, descansando en el cementerio municipal de Bilbao quieren estrechar los vínculos con la tierra que les acogió y que ya es también la de sus hijos y sus descendientes. "Ellos sí podrían enterrarse aquí, y eso es una satisfacción", concluyó El Hannafy.