
¡Musulmanes! El tema que nos ocupa hoy es trascendental para el creyente. Es tan importante que el Profeta, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, lo describió como si fuera la religión misma y que fue el proceder de todos los profetas y mensajeros, la paz sea con ellos. Se trata, pues, del buen consejo.
El buen consejo, que en árabe se denomina Nasiha, es cuando alguien aconseja a otra persona con un sincero deseo de beneficiarla.
El buen consejo es el cimiento del Islam y su columna. Por eso, el Mensajero de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, dijo: “La religión es el buen consejo, la religión es el buen consejo, la religión es el buen consejo”; los oyentes dijeron: “¿Con respecto a qué, Mensajero de Al-lah?” Dijo: “A Al-lah, a Su Libro, a Su Mensajero, a los líderes de los musulmanes y a la gente común”.
La persona que aconseja en estos asuntos pues ha perfeccionado su religión. Y si es negligente, su religión se ve disminuida según su grado de descuido.
El buen consejo para con Al-lah es la sinceridad en nuestra fe en Él, la sinceridad al procurar Su complacencia. De esta manera, el ser humano debe convertirse en un siervo de Al-lah de verdad, complacido con Su designio, satisfecho con Su gracia, cumpliendo con Sus mandamientos y evitando Sus prohibiciones. Todo esto debe hacerse con sinceridad, sin procurar las apariencias ni los elogios.
El buen consejo para con el Corán consiste en recitarlo, cumplir sus mandamientos y evitar incurrir en sus prohibiciones, acreditar sus relatos y defenderlo de los ataques de los incrédulos y los negadores de su procedencia. Se debe tener fe en que es la palabra de Al-lah, que se la transmitió al ángel Gabriel, la paz sea con él, y que este la hizo llegar al corazón del Profeta Muhammad, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él.
En cuanto al buen consejo para con el Mensajero de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, pues consiste en quererlo y seguirlo en sus mandatos, interior y exteriormente, defenderlo vivo o muerto, priorizar su palabra y su guía por sobre las palabras y guía de los demás.
El buen consejo para con los líderes de los musulmanes consiste en obedecerlos fielmente y aconsejarles lo que es bueno para la nación islámica y los musulmanes en esta vida y la otra, ayudarlos en la implementación de todo esto. Se debe acreditar que ellos son líderes sinceros de los musulmanes y que debemos obedecerlos en lo lícito; pues, si no lo hacemos, será un engaño y traición de nuestra parte, y sobrevendrá la inestabilidad, el conflicto y la falta de gobierno. Por esto mismo es que el Sagrado Corán y la Sunna nos presentan textos donde se nos manda obedecer a nuestras autoridades, y se nos explica que eso es el buen consejo para con ellos, que perfecciona nuestra práctica religiosa. Al-lah dice en el Sagrado Corán: {¡Oh, creyentes! Obedeced a Al-lah, obedeced al Mensajero y a aquellos de vosotros que tengan autoridad y conocimiento.} [Corán 4:59]
En cuanto al buen consejo para con la gente común, pues consiste en desearles lo que deseas para ti mismo. En abrirles las puertas del bien y animarlos a practicarlo, y cerrarles las puertas al mal y advertirles de incurrir en ello, que intercambies con los creyentes el cariño y la fraternidad, que divulgues sus virtudes y cubras sus faltas, que los asistas como opresores u oprimidos. Al opresor se lo asiste impidiéndole oprimir a los demás, y al oprimido se lo asiste quitándole de encima la opresión.
De todo lo mencionado, se hace evidente, ¡siervos de Al-lah!, que el buen consejo abarca toda la religión, con sus fundamentos y detalles, los derechos de Al-lah y los de Sus siervos. ¿Cómo va a dar un buen consejo quien transgrede los derechos de Al-lah y Sus prohibiciones?
El que va a dar un buen consejo debe cumplir con las siguientes condiciones:
Primero: El buen consejo debe ser por Al-lah sinceramente, no por vanidad ni por ganar alguna reputación. Pues toda obra de bien que no se hace así no será aceptada por Al-lah. Al-lah dice en Su libro: {Y se les había ordenado [en sus legislaciones] que adoraran a Al-lah con sinceridad, fuesen monoteístas…} [Corán 98:5]
Segundo: Debe tener conocimiento sobre lo que está aconsejando, pues la valoración y juicio sobre algo deriva del conocimiento que tengamos de ello.
Tercero: Que sea leal. Al-lah nos informa que dijo el Profeta Hud, la paz sea con él: {Os transmito el Mensaje de mi Señor, y soy para vosotros un consejero leal.} [Corán7:68]
Cuarto: Que el consejo sea en privado, para el gobernante y el gobernado. Si no se puede encontrar la ocasión propicia para dar el consejo en privado, pues no habrá problema si se hace en público, en especial ante transgresiones a la Shari’ah que sean de conocimiento y consenso público.
Quinto: No es requisito que el consejero sea más sabio ni más capaz ni más probo ni más devoto que el aconsejado. El Imam Abu Is-haq Al ‘Ilzi le dijo, en la introducción de un consejo que le escribió, al Imam Ibn Al Yawzi: “Si los de poco conocimiento no llaman la atención a los de mucho conocimiento, colapsaría la prescripción del bien (Amr Bil Ma’ruf) entre la gente y nos convertiríamos en seres similares a los israelíes, pues Al-lah dijo de ellos: {No se censuraban unos a otros los pecados que cometían. ¡Qué mal es lo que hacían!} [Corán 5:79] Así pues, todo el que esté capacitado debe aconsejar: el de menos condiciones al de más condiciones, el corrupto a la autoridad, con las consideraciones debidas al conocimiento de la autoridad”.
Los califas bien guiados y los imames se alegraban y complacían ante un buen consejo. Solían elogiar a quien se los daba y no se ponían soberbios para aceptarlo. El Califa Abu Baker, que Al-lah esté complacido con él, dijo al respecto: “No hay bien alguno en nosotros si no lo aceptamos, ni bien alguno en vosotros si no lo decís”. Y dijo el Califa ‘Umar, que Al-lah esté complacido con él: “Que Al-lah tenga en Su misericordia a un hombre que me haga notar mis faltas”, y sobre esta senda siguieron las autoridades de nuestros ancestros piadosos.
Le pido a Dios perdón por nuestras faltas. Háganlo ustedes también.
Segundo sermón
Segundo Jutba
Al Amana es una gran responsabilidad y un peso terrible, excepto para aquellos a los que Al-lah les facilitó llevarlo. Al-lah dice: {Ciertamente, propusimos concederle el Mensaje (de cumplir con el Islam) a los cielos, la Tierra y las montañas, y se rehusaron a cargar con él, y sintieron temor de ello. El hombre cargó con él; en verdad, él es injusto consigo mismo e ignorante.} [Corán 33:72]
Al Amana es una palabra árabe que hace referencia a la lealtad y la fidelidad del ser humano para con Al-lah; al compromiso de cumplir con Sus derechos y Su adoración a cabalidad de la forma que Él lo prescribió, dirigiendo sinceramente la adoración exclusivamente a Al-lah. También, hace referencia este término a la lealtad para con las personas, de darles sus derechos a cabalidad, de la misma manera que nos gusta que la gente nos dé nuestros derechos a cabalidad.
Al-lah nos ordenó entregar las encomiendas bajo nuestra responsabilidad fielmente a sus dueños, y también nos ordenó juzgar entre la gente con justicia. Estas dos cosas son pilares fundamentales de Al Amana.
Al Amana no se limita a entregar los bienes a sus justos beneficiarios y nada más. Al Amana abarca todo el horizonte de vida del ser humano. Es el árbol que brota del Tawhid (monoteísmo) y es el fruto mismo de la fe en Dios. Dijo el Profeta, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él: “Al Amana descendió enraizándose en los corazones de los hombres. Luego supieron del Corán y luego supieron de la Sunnah”; y dijo: “La gente es como los camellos comunes, difícilmente encontrarás uno entre cien que sirva como montura confiable”.
Al Amana implica la implementación de la Shari’ah de Al-lah en la intimidad del alma y en la vida diaria de la gente. {Aquellos que, si los afianzamos en la tierra, practican la oración prescrita, pagan el Zakah, ordenan el bien y prohíben el mal. Y en Al-lah vuelven todos los asuntos.} [Corán 22:41] El rezo (Salat) es una Amana que, si el hombre no la respeta, es más probable que no respete las demás responsabilidades que tiene.
La limosna de Az-Zakah es también una Amana que se debe cumplir fielmente, y por la cual combatió el Califa Abu Baker a la gente que se rehusaba a pagarla a los necesitados, y los llamó incluso “apóstatas”.
El ayuno también es parte de Al Amana, pues el Profeta, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, dijo: “En el día en que estéis ayunando evitad la corrupción y la maledicencia; y si alguien os acosa u os combate, decidle: ‘Soy un hombre que está ayunando’”.
Así también el Hayy es una Amana, y la divulgación del Islam es una Amana. Al Amana es recordar permanentemente a Al-lah y la fidelidad con el Profeta, sallallaahu 'alaihi wa Sallam, hasta el último de nuestros días. Heraclio, emperador bizantino, preguntó a Abu Sufian, que Al-lah esté complacido con él, acerca del Profeta, para saber su él era un verdadero enviado de Dios: “¿Y alguno de sus compañeros abandonó su fe renegando contra la adoración?” y Abu Sufian le dijo que no. Entonces Heraclio le dijo: “Así es cuando la fe se entremezcla con las fibras más íntimas del corazón”.
Al Amana implica además ser cariñoso con los padres, administrar fielmente los bienes de la gente y proteger su honra y religión, alejar nuestras vistas y oídos del pecado y contener nuestros corazones del mismo: {Por cierto que seréis interrogados en qué habéis utilizado el oído, la vista y el corazón.} [Corán 17:36], y contener nuestras lenguas lejos de las faltas. Dijo el Profeta, sallallaahu 'alaihi wa Sallam: “¿Y qué hace que la gente caiga de trompa en el Infierno sino las cosechas de sus lenguas?” Si analizamos a los tres que serán lanzados primero al fuego del Infierno para avivarlo, veremos que son personas que traicionaron su Amana: El recitador del Corán, que “recitaba el Corán para que digan: es un gran recitador”; el que daba limosnas, que “daba limosnas para que digan: da mucha limosna”; y el Muyahid (combatiente por la causa de Al-lah), que “luchaba para que digan: Que valiente Muyahid”. Sucede que el que aparenta, en su hipocresía, no hace las buenas obras por Al-lah ni pensando en Su complacencia, sino que “se olvidan de Al-lah y Al-lah les hace olvidar sus almas”, y por eso la traición es una señal de la hipocresía: “Cuando promete, no cumple; cuando se le confía algo, traiciona la confianza; y si se compromete con algo, falta a su palabra”.
Cuando la gente del Yemen se presentó ante el Mensajero de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, y le pidió que les mandara a alguien que les enseñara la Sunna y el Islam, el Profeta, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, tomó de la mano a Abu ‘Ubaidah y dijo: “Este es el más fiel de esta nación”, y cuando la gente de Nayrán le solicitó que les enviara a alguien fiel, les dijo: “Les enviaré a alguien fiel de verdad, un fiel verdaderamente fiel”.
Al Amana también implica cumplir con los derechos de los musulmanes, satisfacer las necesidades de los pobres, estar ahí para ayudar a los necesitados. Esa era una de las características del Mensajero de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, tal y como lo describió Waraqa ibn Mawfal: “¡No, por Al-lah! El no te humillará pues tú mantienes los lazos familiares, alimentas a los pobres y ayudas a los que procuran sus derechos”. Y dijo ‘A’ishah: “Sus modales eran el Corán”.
Otra implicación de Al Amana es cumplir con las responsabilidades que nos prescriben el Corán y la Sunna, y detenernos ante los límites que nos imponen. Una de las formas de traicionar Al Amana para con Al-lah y Su Mensajero, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, es cuando se insulta a los Sahabah, que Al-lah esté complacido con ellos, del Mensajero de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, y en especial a los dos Sheijes de los Sahabah, Abu Baker y ‘Umar, que Al-lah esté complacido con ellos, siendo que el Corán nos establece claramente que Al-lah Está complacido con ellos y el Profeta, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, dijo: “¡No insultéis a mis Sahabah!”
Al Amana también implica la imparcialidad y la equidad, sin desmerecer a la gente ni exagerar en su consideración. Al-lah dijo: {¡Oh, creyentes! Sed realmente equitativos cuando deis testimonio por Al-lah, aunque sea en contra de vosotros mismos, de vuestros padres o parientes cercanos, sea [el acusado] rico o pobre, Al-lah está por encima de ellos. No sigáis las pasiones ni seáis injustos. Si dais falso testimonio o rechazáis prestar testimonio [ocultando la verdad] sabed que Al-lah está bien informado de cuanto hacéis.} [Corán 4:135]
Al Amana es dar testimonio por Al-lah, aconsejar a la gente y aclarar la verdad; es evitar todo alegato falso, pues el que aparenta gozar de lo que no tiene es como quien da un falso testimonio.
Teman a Al-lah, siervos de Al-lah. Aconséjense unos a otros con sinceridad, pues la religión es el buen consejo. Y sepan que Al-lah los interrogará sobre las responsabilidades que les encomendó en un día en que {… de nada servirá la riqueza ni los hijos. Y sólo estará a salvo quien tenga el corazón exento de idolatría.} [Corán 26:88-89]
Pidan bendiciones por el Profeta Muhammad, tal como Dios se los ordena: {Ciertamente Al-lah y Sus Ángeles bendicen al Profeta. ¡Oh, creyentes! Pidan bendiciones y paz por él.} [Corán 33:56].
¡Oh Señor! Ayúdame a recordarte, agradecerte y adorarte de la mejor manera
¡Oh Señor! Nadie puede prohibir que proveas a alguien, así como nadie puede dar si Tú lo impides, y no hay bondad que pueda beneficiar, porque Tuya es la bondad. Oh Al-lah enriquécenos, líbranos de la necesidad y haznos de los que gastan sus bienes por Tu causa y agrado.
¡Oh Al-lah! Toda la gracia que poseo o posea cualquier otro de la creación, proviene de Ti, Único, sin asociados; para Ti es la alabanza y el agradecimiento. Guarda y cuida de mi familia y bienes, pues Tú eres el Único que puede asegurar la salud, el bienestar y la felicidad.
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